Romper esquemas.
‘’Todo lo que quieres en la vida, está fuera
de tu zona de confort.’’
Las recetas, una vez concluí que no me
gustaban, ¿por qué? pues creo que vivimos así como siendo constantemente adaptados
a seguir pasos, normas y comportamientos que si bien son ideales pueden en determinados momentos, muy puntuales,
cegar el raciocinio o los instintos incluso más básicos, como la supervivencia,
o aquellos más hermosos como la compasión.
Las recetas son buenas para la
cotidianidad, para no tener que decidir qué hacer a cada instante e ir por el
camino más rápido y eficiente, pero como todo no son buenas en exceso, qué pasa
entonces cuando no funcionan, cuando las cosas empiezan a fallar o más
dramáticamente ante un evento inesperado; ¿cómo actuar? ¿qué buscar? ¿qué
considerar?, si se tienen que romper algunas reglas ¿puedes hacerlo?, ¿tienes valor?, si algunas cosas están muy
afincadas será muy difícil, lo ideal sería que lo irrelevante este sujeto a
cambios pero la vida es un cambio constante, olas que vienen y van, un mar que
se abre constantemente ante la proa que es la vida misma que avanza sin parar y
que debe avanzar, al menos para algunos es así, de esa manera es emocionante y
vale la pena cuando se puede arriesgar, entonces ¿qué arriesgar? he allí el
dilema.
Estar demasiado apegado a algo puede hacer
daño, como a personas, cosas, conceptos e ideas, incluso las ideas acerca de si
mismos, de los demás, del mundo como tal, hasta de la forma de hacer las cosas.
A mí me gusta estar dispuesta a cambiar, a correr, a seguir, a moverme de mi
sitio, a un poco de incomodidad si es necesario. Eso no mata a nadie.
Si uno se pone a ver hasta para amar hay
que estar dispuesto a un poco de incomodidad, tal vez no demasiada, pero así es.
De hecho cuando se ama de verdad se está dispuesto a “beber veneno por licor
suave” y hasta “creer que un cielo en un infierno cabe” y es el amor verdadero el que está dispuesto a romper
todos los esquemas, como aquel frio samaritano que se detuvo a ayudar al hombre
herido, en este caso hizo algo no esperado de él.
Quizás la mayor mentira que hemos aceptado
y consumido es el hecho de juzgar, cuán errónea ha sido tantas veces esa tarea.
Juzgamos a cada instante según nuestros parámetros de la vida, ya decía Buda: “No creas nada aunque lo haya dicho yo mismo, si no coincide
con tus propias convicciones”. Evita juzgar a otros y a ti mismo cuando vayas
hacer algo distinto.
Cada cosa diferente que hacemos es como una
piedra arrojada en un estanque: provoca ondas que se alejan para luego
regresar, tanto más potentes como cercano sea aquello sobre lo que se haya
reflejado.
¡Abrir la mente! Eso es lo que se necesita,
parece que se cierra con los años, pero si se está dispuesto, pueda que nuestro
cuerpo envejezca pero en el interior podemos renacer de tiempo en tiempo como
las plantas lo hacen cuando son podadas, tenemos que aceptar las podas que
eventualmente la vida nos da y aprender a mirar, desear abrir los ojos a todos
por igual y mirar desde ángulos
diferentes.
Así pues, sé flexible. Haz todos los días
algo distinto: obtén un hobbie, sal a conocer lugares y gente nueva, aprende
algo en un taller, ayuda a un necesitado, lo que sea que te edifique pero HAZ ALGO DIFERENTE, y estate
atento a lo que el mundo te refleja de vuelta. Mucho de ello es aprovechable, y
alguna de las respuestas puede ser precisamente aquello que estabas esperando.
Esa puerta o esa ventana que se abre pasan a ser otra experiencia de la vida.
Comentarios
Publicar un comentario